sábado, 24 de agosto de 2013

El Bestiario de Apollinaire ( La Danza del Ratón Nro 8 / Año 1987)

Si Le Bestiaire, ou Cortège d’Orphée no es en la obra de Apollinaire más que un divertimento - escribía André Breton -, yo me atrevería a decir que el amor y las Sirenas cantan en él tan armoniosamente, aunque la vida misma de aquel que las escucha no es un precio demasiado alto para pagar semejante música.
Primer libro de Apollinaire, efectivamente, Bestiario es una especie de divertimento poético producto de un romanticismo que sueña y evoca los personajes de la mitología y la naturaleza, un verdadero chant de Sirene naif, travieso, lúcido, perspicaz.
Este libro, compuesto de 30 poemas (todos ellos monoestróficos y predominantemente cuartetas), verá luz en 1911, acompañado de una igualmente brillante colección de grabados en madera de Raoul Dufy.


La tortuga

De la Tracia mágica ¡oh delirio!
Mis dedos diestros tañen la lira
Los animales pasan al son
De mi tortuga, de mis canciones




El caballo

Sabrán cabalgarte mis duros sueños formales
Mi destino en carro de oro de tu hermoso cochero
Y por riendas tensas llevará hasta el escándalo
Mis versos, semejanza de toda poesía



El gato

Quiero en mi casa
Una mujer que algo signifique
Un gato pasando entre los libros
Y en cada estación amigos
Que no puedo vivir sin ellos


El león

Ay, león, desgraciado espejo
De reyes caídos tristemente
Ya no nace más que en jaulas
Allá en Hamburgo, entre alemanes



La liebre

Por qué lascivo y temeroso
Como la liebre y los amantes
Que tu cerebro sea siempre
La hembra plena que concibe


El conejo

Conozco de otra criatura
Que quisiera atrapar con vida
Su guarida está entre el tomillo
Del valle del país de la ternura


El elefante

Como un elefante su marfil
Tengo en la boca un bien precioso
¡Púrpura muerte!...compro la gloria
al precio de melodiosas palabras


La mosca

Nuestras moscas saben canciones
Aprendidas en Noruega
Las moscas gánicas que son
Divinidades de la nieve


La pulga

Pulgas, amigos y aún amantes,
Qué crueles son los que nos aman.
Por ellos derramamos nuestra sangre
Desdichados son los bienamados


El delfín

En el mar jugais, delfines,
Pero siempre es amarga la marea
¿Resplandece, acaso, mi alegría?
Igual sigue siendo cruel la vida


El pulpo

Arrojando su tinta hacia el cielo
Absorbiendo sangre de lo que ama
Encontrando que es dulce esa sangre
Soy yo mismo ese monstruo inhumano


La medusa

Medusas, desdichadas cabezas
de cabellos violeta
Como vosotras, yo
Gozo de las tormentas


La carpa

Cuánto tiempo vivís, carpas
En viveros y en estanques
¿Es que la muerte os olvida
Peces de melancolía?


Orfeo

La hembra del alción
Las flotantes Sirenas, el Amor
Conocen de mortales canciones
Inciertas e inhumanas
No escuches a esos pájaros malditos
Sino a los ángeles del paraíso.


Las sirenas

Supiera yo de dónde viene vuestro tedio
Cuando os lamentáis holgadamente en la noche
Mar, estoy como tú, lleno de voces urdidas
Y mis navíos cantantes se llaman los años


Ibis

Si, iré entre sombras terrosas
Hacia la muerte cierta, que así sea
Latín mortal, palabra cruel,
Ibis, ave de las riberas del Nilo.

Selección y versiones de Daniel Laks Adler.

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